Poemas de Paul Eluard…

Mi presencia no está aquí…

Mi presencia no está aquí
Estoy vestido de mí mismo
No hay más planeta que el tuyo
La claridad existe sin mí.

Nacida de mi mano en mis ojos
Y desviándome de mi sendero
La sombra me impide caminar
Sobre mi corona de universo
En el gran espejo habitable
Donde la costumbre y la sorpresa
Una tras otra crean el hastío.

 

Los ojos fértiles

No pueden conocerme
Mejor que tú

Tus ojos donde dormimos
Ambos
A mis luces de hombre le han hecho
Un sortilegio mejor que a las noches del mundo

Tus ojos donde viajo
Han dado a las señales de los caminos
Un sentido apartado de la tierra

En tus ojos quienes nos revelan
Nuestra soledad infinita
No son ya quienes creían ser

No se te puede conocer
Mejor de lo que yo te conozco.

 

La muerte, el amor, la vida…

Creí que me rompería lo inmenso lo profundo.
Con mi pena desnuda, sin contacto, sin eco,
me tendí en mi prisión de puertas vírgenes
como un muerto sensato que había sabido morir.
Un muerto coronado sólo de su nada…
Me tendí sobre las olas absurdas del verano
absorbido por amor a la ceniza.
La soledad me pareció más viva que la sangre.

Quería desunir la vida,
quería compartir la muerte
con la muerte, entregar mi corazón vacío a la vida
borrarlo todo, que no hubiera ni vidrio ni vaho…
Nada delante, nada detrás, nada entero.
Había eliminado el hielo de las manos juntas,
había eliminado la osamenta invernal
del voto de vivir que se anula.
Tú viniste y se reanimó el fuego,
cedió la sombra el frío,
aquí abajo se llenó de estrellas
y se cubrió la tierra.
De tu carne clara me sentí ligero…
Viniste, la soledad fue vencida,
tuve una guía sobre la tierra y supe
dirigirme, me sabía sin medida,
adelantaba ganaba tierra y espacio

Iba sin fin hacia la luz …
La vida tenía un cuerpo, la esperanza tendía sus velas
promisoria de miradas confiadas para el alba.
De la noche surgía una cascada se sueños.

Los rayos de tus brazos entreabrían la niebla.
El primer rocío humedecía tu boca
deslumbrando reposo remplazaba el cansancio.
Yo amaba el amor como en mis primeros días.

Los campos están labrados las fábricas resplandecen
y el trigo hace su nido en una enorme marea,
las mieses, la vendimia, tienen muchos testigos,
nada es singular ni simple,
el mar está en los ojos del cielo o de la noche,
el bosque da a los árboles seguridad
y los muros de las casas tienen una piel común,
los caminos siempre se encuentran.

Los hombres están hechos para entenderse
para comprenderse, para amarse,
tienen hijos que serán padres de los hombres,
tienen hijos sin fuego ni lugar
que inventarán de nuevo a los hombres,
y la naturaleza y su patria
la de todos los hombres

la de todos los tiempos.
Versión de Andrés Holguín

 

Te amo

Te amo por todas las mujeres que no he conocido.
Te amo por todos los tiempos que no he vivido.
Por el olor del mar inmenso y el olor del pan caliente.
Por la nieve que se funde por las primeras flores.
Por los animales puros que el hombre no persigue.
Te amo por amar.
Te amo por todas las mujeres que no amo.

Quién me refleja sino tú misma me veo tan poco
sin ti no veo más que una planicie desierta.
Entre antes y ahora
están todas estas muertes que he sorteado sobre paja.
No he podido atravesar el muro de mi espejo.
Tuve que aprender la vida como se olvida
palabra por palabra

Te amo por tu sabiduría que no me pertenece.
Te amo contra todo lo que no es más que ilusión.
Por el corazón inmortal que no poseo
crees ser la duda y no eres sino razón.
Eres el sol que me sube a la cabeza
cuando estoy seguro de mí.
Versión de Luis A. Cano

 

Libertad

Sobre mis cuadernos de escuela,
sobre el pupitre, sobre el roble,
sobre la nieve y en la arena
escribo tu nombre.

Sobre las páginas leídas,
sobre las páginas incólumes
-piedra, sangre, papel, ceniza-
escribo tu nombre.

En las imágenes doradas,
sobre los signos de la Corte,
sobre tizonas y corazas
escribo tu nombre.

Sobre el desierto y en la jungla,
sobre la infancia de las voces,
sobre la rama y en la gruta
escribo tu nombre.

Sobre el pan blanco de los días,
sobre el prodigio de la noche,
sobre la flor y las vendimias
escribo tu nombre.

Sobre los cielos que azulan
en los estanques -muertos soles-;
sobre los lagos -vivas lunas-
escribo tu nombre.

Sobre las colinas remotas,
en las alas de los gorriones,
sobre el molino de las sombras;
escribo tu nombre.

Sobre los hálitos del alba,
sobre la mar y sus galeones,
sobre la demente montaña,
escribo tu nombre.

Sobre el vellón de los espacios
y el estertor de los ciclones,
sobre el limo de los chubascos,
escribo tu nombre.

Sobre las formas cintilantes,
sobre la pátina del bronce,
sobre las físicas verdades,
escribo tu nombre.

Sobre las rutas desveladas
y las sendas sin horizonte,
sobre las mareas humanas,
escribo tu nombre.

Sobre la llama que fulgura,
Sobre la llama que se esconde,
sobre los techos que se juntan,
escribo tu nombre.

Sobre la fruta en dos partida
del espejo que me recoge;
en mi lecho -concha vacía-
escribo tu nombre.

Sobre mi can goloso y tierno
y en la oreja que atenta pone,
sobre su salto poco diestro,
escribo tu nombre.

Sobre la grada de mi puerta,
sobre la loza y los arcones,
sobre las ascuas de la leña,
escribo tu nombre.

Sobre la carne que se entrega,
en la faz del amigo noble,
sobre la mano que se estrecha,
escribo tu nombre.

Sobre el vitral de los secretos,
sobre las bocas ya sin voces,
sobre los más hondos silencios,
escribo tu nombre.

Sobre el albergue derruido,
sobre el escombro de mi torre,
sobre los muros de mi hastío
escribo tu nombre.

Sobre la ausencia sin deseos,
sobre mi soledad insomne,
sobre los lúgubres aleros,
escribo tu nombre.

Sobre la calma que retorna,
sobre los extintos pavores,
sobre el anhelo sin memoria,
escribo tu nombre.

Y en el poder de tu palabra
mi vida vuelve a comenzar:
he renacido a tu llamada
para invocarte:

Libertad!!

Versión de Carlos López Narváez

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Un commentaire pour Poemas de Paul Eluard…

  1. Mariela dit :

    Hola Chris, quiero dejar testimonio de lo que en poco tiempo me has inspirado, que es una profunda admiracion, que suerte conocerte, mes siento realmente afortunada.

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